FÓRMULA 1

El día que cambió el destino de Hamilton

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Lewis

Lewis Hamilton, recién coronado pentacampeón en México, vivió en Brasil hace justo 10 años, una de las carreras más impactantes e icónicas de la historia reciente de la Fórmula 1, en la que se coronó campeón a falta de tres curvas para el final de la carrera de Interlagos.


Es una de las imágenes deportivas de este siglo, por la emoción que destilaron las últimas vueltas de la carrera, porque Felipe Massa (Ferrari) corría en casa y porque se desataron todas las pasiones posibles dentro y fuera del circuito.


Massa cuajó una carrera extraordinaria y conquistó la victoria, ante la algarabía de su familia y del box que repetían el título de Raikkonen de la temporada anterior, pero les duró 40 segundos. Hamilton, que necesitaba al menos entrar quinto, y circulaba sexto en el deslizante asfalto paulista, atrapó a Timo Glock en el último suspiro, ascendió a la quinta posición y se coronó campeón del mundo por primera vez.


Los dos habían cambiado a neumáticos intermedios cinco vueltas antes del final tras el diluvio asombroso que cayó en el trazado, y a Hamilton se le aparecieron los fantasmas del año anterior, cuando perdía en el mismo circuito el título contra Raikkonen con Alonso también en liza. 


Esta vez sin embargo, el último ataque en la curva Junçao cuando ya la pista se secaba y el Toyota de Glock no tenía cómo sujetarse en pista, le valió por 850 metros. Uno de los finales de cualquier deporte más emocionantes e inolvidables y que supuso la instalación definitiva entre los grandes del joven piloto británico, entonces en McLaren.

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