Vehículo de Muerte

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Milciades Ventura Lembert 532

Por Milciades Ventura Lembert


En los últimos años, hemos visto un aumento significativo y creciente de los accidentes de tránsito alrededor de todo el mundo, según estudios, unos cinco millones, ochocientas mil personas aproximadamente, mueren al año a razón de este flagelo, no estando exenta de esta triste realidad, nuestra República Dominicana; muy por el contrario, jugamos un papel de principalía, ocupando como país, el segundo lugar por muertes de tránsito en todo el mundo, solo antecediéndonos la isla Niue.


Estos datos son realmente preocupantes y nos hacen llamar a la atención y a la búsqueda de respuestas que versen sobre la interrogante ¿Cómo resolver el problema?


Cuando empezamos a investigar sobre las causas que provocan los accidentes de tránsito, concluimos que en su mayoría, no ocurren por fallas mecánicas de los vehículos, desperfectos en las vías, pocas señalizaciones o alumbrados; el problema mayor es una conducción imprudente, con escaso carácter de responsabilidad, capaz de poner en peligro la vida propia y de todos a su paso.


Entre los vehículos de motor, sobresale la motocicleta, la cual ha logrado alcanzar el cincuenta y ocho por ciento del universo vehicular dominicano, esto quiere decir, que de cada 100 vehículos en el país, 58 son motocicletas.


Este medio de transporte, sin duda ha sido de ayuda, mayormente para la clase con más escasez económica, siendo utilizado por muchos hombres de familia, para ganarse el pan de cada día, a través de este trabajo informal.


Ya es costumbre ver una “Parada de Motoristas”, cada dos o tres cuadras, en los diferentes sectores del país, desde donde se transportan miles de pasajeros, para interiorizar a sus hogares, por la facilidad de movilidad y rapidez que presenta este servicio.


Las ventajas de las motocicletas, a los ojos del usuario son incuestionables, sin embargo, las estadísticas de instituciones especializadas en el tránsito terrestre, nos ofertan datos de que un 62 % de los accidentes de tránsito, involucran a las motocicletas, y más lamentable aún, en la mayoría de casos, los afectados son jóvenes con edades entre 15 y 35 años, mientras gozan de una alta capacidad productiva, pero que desconociendo la razón, deciden pertenecer a aquellas cifras negras, que se obtienen por levantar las motocicletas, conducir en estado de embriaguez e irrespetar las leyes de tránsito.


Las consecuencias de los accidentes en motocicletas son fatales, pues quienes resultan afectados y logran conservar la vida, en la mayoría de los casos, debido a las lesiones y traumas producto de los choques, ya no pueden volver a insertarse al mercado laboral, y terminan siendo una carga pesada, tanto para el estado, como para sus familias.


Un momento de indisciplina en las vías, puede llevar a un trágico final. Es tiempo de ejercer nuestro compromiso ciudadano y concienciar a todo el que podamos, sobre las consecuencias de un conducir sin reglas. La motocicleta no tiene qué ser un vehículo de muerte. ¡Conduce con amor!


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