​Turismo interno, una válvula de escape para recargar energía y conocer tu país

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Turismo


Una forma agradable de recargar energía después de una semana laboral asumida concomitante con el sagrado rol de padres de familia, es salir del circulo habitual, romper con la rutina. El turismo interno es una de esas prácticas que nos permite además de conocer cada rincón de nuestro país, estrechar el vínculo con los hijos, que casi siempre terminan afectados por los compromisos asumidos por los padres y el ritmo de vida acelerado que implica sobrevivir en los actuales momentos, donde el pluriempleo se hace norma ante ciertas necesidades. 


Como respuesta a ésta realidad, decidimos “coger carretera” el pasado fin de semana, rumbo a Jarabacoa, un municipio que pertenece a la provincia La Vega, enclavada en el mismo centro de la cordillera Central, a 525 metros sobre el nivel del mar. Éste se caracteriza por poseer las principales fuentes acuíferas del país, esto lo ha convertido en un lugar ideal para el gusto de quienes prefieren este tipo de turismo.


Jarabacoa es un destino con diversas opciones para practicar turismo de aventura o deportes extremos, ya sea para conocer o para vivir las emociones mágicas que trae consigo. En fin, este lugar ofrece al visitante la recompensa de llegar a un lugar paradisiaco, salir de la rutina, vencer miedos o superar sus propias metas.


En el trayecto, saliendo desde Santiago, disfrutamos del vendedor de piña, del perro que cuidadosamente atravesó la vía, de los puestos de flores con su variedad de colores, el verdor de los árboles que en algunos tramos forman túneles, cuyas ramas entrecruzadas de lado a lado invitan a una parada, un par de fotografías y un abrazo familiar; en fin, disfrutamos de todas las bondades que nos ofreció la zona, incluyendo la torta de harina de maíz y el dulce de coco característico del trayecto.


Ya en pleno centro de la ciudad pudimos disfrutar de los parques con árboles legendarios que ofrecen sombras a esa gente que a flor de piel se le nota la nobleza mientras ve transcurrir las horas en aparente tranquilidad. El que más llamó nuestra atención, por su particularidad, es el Parque Jardín Japonés, ubicado al frente de la parroquia María Auxiliadora. La obra fue inaugurada el 24 de enero del año 2008 en conmemoración del 50 aniversario de la llegada de la primera colonia japonesa a esa comunidad.


El parque es un hermoso espacio verde, donde predomina el bambú, con mobiliario y jardines japoneses y el atractivo central es un puente rojo intenso sobre una cascada de agua cristalina.


Llama la atención la cantidad de piedras que adornan ese paisajismo. Los senderos que llaman a una caminata en reflexión o al simple descanso. La textura de la grava juega un papel muy importante en los caminos que te llevan hasta la cascada de agua cristalina. Hernán Espínola fue su diseñador.


Terminado nuestro recorrido por el jardín japonés, con las baterías recargadas, visitamos una casa emblemática por el producto que ofrece casi 30 años; se trata de Helados Ivón, un postre artesanal que mantiene su calidad y sabor exquisito a pesar de los años.


Para concluir el recorrido no podía faltar un chapuzón en La Confluencia, uno de los principales atractivos turísticos de la provincia La Vega. Es un balneario muy concurrido por quienes gustan de conocer las bellezas naturales de este pequeño rincón en el centro de la República Dominicana. Su nombre se debe a la confluencia de los dos ríos dominicanos: el Jimenoa y el Yaque del Norte.

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