​El país con la menstruación

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Luis Manuel Flores

De Elías Piña a La Altagracia, de Puerto Plata a San Cristóbal; los 48 mil kilómetros cuadrados de esta media isla padecen la sensación punzante que produce este estado de dolor inquebrantable al que se ha sometido al país.


Más de 10 millones de dominicanos experimentan esa sensación de martillazos sobre clavos penetrando en la espalda baja de esta nación, que quita las fuerzas por el abdomen del pico Duarte y hace que se retuerza la pelvis de la empobrecida zona Sur. Y mientras to' le hiede y na' le huele, los síntomas también le roban las ganas de levantarse; la República no se estimula por nada.


Pero algo extraño sucede, son efectos con apariencia de cíclicos que en realidad son permanentes. En su caso esos dolores no pasan mensualmente o al menos cada cuatro años. No hay descanso y sus ganas de vomitar no se alejan. Está malhumorada pero no tiene en quién o cómo descargar la ira. ¡Sí la tiene!, pero no lo sabe o se hace la loca.

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