​Funerales de vivos

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Daniel

Por Daniel Soriano


Hace unos días hablaba con un joven empresario y buen amigo. Tocamos muchos temas, entre ellos el caso de los jóvenes y de lo que nos esperaba bajo la dinastía peledeista.


Ya pasada las risas y anécdotas, Nelson Lantigua me habló de un concepto que al menos para mí era desconocido,(exiliados económicos), en ese instante pude meditar sobre dos acontecimientos importantes que en medio de la conversación me llegaron a la mente, los cuales no debía dejar pasar por alto. Fue ahí cuando me di cuenta que asistí a dos funerales de amigos que están vivos pero que organizaron su funeral.


Hablo de los que se marchan en busca del sueño de cualquier mortal, la prosperidad y el bienestar de los suyos, esos talentos que se van, hacen falta porque desde la fecha en adelante ellos forjarán sus vidas en otra patria, la que no los vio nacer.


El tema de los funerales vivos es tan serio que para el año 2019, un gran número de jóvenes querían marcharse del país, según el estudio de cultura política y democracia de América latina, pero ahí no se quedan las cosas,sino que cabe preguntar ¿Cuál crecimiento económico es el nuestro?, que no motiva a los jóvenes a quedarse?¿Cuál es el desarrollo de nuestro país?, que los jóvenes se quieren ir y no aprovechar el mencionado progreso del que tanto nos hablan?.


¿Quién en su sano juicio se quiere ir y quedarse lejos de la tierra que los vio nacer?,todas estas preguntas me la hice mientras pensaba en Julián un empleado público de 30 años, graduado en ingeniería, con vehículo propio, una especialidad en su área, soltero, hijo único y con un sueldo estimado en unos 30,000.00 pesos.


A Julián lo conocí en el gimnasio, un jueves mientras estábamos en la caminadora me dijo que se iba, confieso que basándome en mi condición le dije que no se fuera y que él era un mal agradecido, al instante pensé en mi que tengo 29 años, no tengo vehículo, soy empleado privado, y gano un chin más de la mitad de su salario. A todo esto su respuesta fue lo que más me puso a pensar.


Él se detuvo y me dijo, tengo 7 años trabajando, mantengo a mi madre, ella no tiene más hijos, tengo una hija , y no tengo 100,000 pesos ahorrados, tampoco tengo un retiro asegurado, mucho menos le puedo garantizar una vejez digna para mi madre.


Me dijo que no se iba por gusto, que no había nadie que amara tanto RD como él, pero que su tierra no le daba lo que él quería, que tampoco era mucho, solo calidad de vida, y después de escuchar eso dejé de juzgarlo, y justamente hace dos semanas él me invitó a su funeral, fue triste ver que yo mismo tuve que vender su carro y ver a su madre vender su máquina de coser, la misma que contribuyó a la formación de un profesional para el país. Me partió el alma cuando me escribió diciéndome que si quería una nevera, fue una escena triste, entonces supe que estaba en un funeral de vivos organizado por el mismo muerto.


Lo llamo muerto, ya que para nuestra tierra el murió, puesto que no disfrutará un carnaval bañado de sudor y cerveza, nunca más sabrá lo que es tocar la puerta de un amigo y decir llegué yo. Él no será contado entre los panas para hacer el coro los viernes en la noche.


Así fue la noche de la despedida rememorando las cosas que él anhelaría de su tierra, hablábamos de cómo seguiríamos en contacto, del lugar en que viviría y del trabajo seguro que ya le tenían, en fin un ingeniero exitoso se iría como peluquero tras la búsqueda del sueño americano, al momento de quitar las flores que decoraban la mesa donde yacía una foto del difunto para el país. Alguien dijo, que pena que para tu país tu estés como muerto, él solo llegó a decir si me quedo ¿Quién me garantiza un futuro?,Después de la conversación quedé totalmente convencido que los gobiernos todos en igual o menor condición han exiliado tantos jóvenes como la cantidad de veces que ellos dicen que el país crece.

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