​La indiferencia ante el entierro de la aviación nacional

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Pedro Dominguez

La aviación nacional, salvo raras excepciones, la define la ingratitud y la cobardía que a pesar de la experiencia vivida aún no aprenden y esto se ve desde empresarios aeronáuticos, pilotos aviadores, técnico en mantenimiento, controladores aéreos, sobrecargos y despachadores de vuelos. Todos esperan como la famosa canción “que me eche la comida en la boquita y después que me la heche que me mueva la quijá”; así es la reacción de la gran mayoría que componen este sector.


Cada día este sector va en franco deterioro y la muestra mas palpable es que ya el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) cambió de nombre ahora en la gestión del cambio se llama Instituto Dominicano de Turismo Civil (IDTC) ya que ni la forma guardan con la entrega a la aviación foránea e irregular que las instituciones aeronáuticas llevan a cabo.


Lo triste es el empresariado que tenemos, que a pesar del tiempo que tienen en el mercado se conforman con recibir míseras comisiones a través de convertirse en plataforma para que otros destruyan la aviación nacional.


Antes solo era la Junta de Aviación Civil (JAC) que estaba secuestrada por el sector turístico de la República Dominicana, ya también el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) está secuestrado sin que los hombres de empresas, más bien los dueños de líneas aéreas no digan “esta boca es mía”, a pesar que sus intereses se están afectando.


El gobierno del cambio por el que yo voté es hasta el momento el que ha hecho la peor gestión en materia de aviación, Luis Abinader no ha guardado la forma de que el obedece al sector turístico y para lograr sus objetivos destruye la industria aérea a pesar de que pretende ocultar su acción utilizando una vez una línea aérea nacional para querer hacer ver que él apoya la industria aérea y como dice un refrán a “Dios rogando y con el pazo dando”.


La última puñalada trapera que Luis Abinader dará a la industria aérea nacional será el acuerdo de cielos abiertos con los Estados Unidos de Norteamérica con este se convertirá en el presidente que enterró la aviación nacional y de esta manera complace a la línea aérea extranjera Arajet aunque se quiere vender como línea aérea nacional a pesar que los documentos en el Departamento de Transporte de los Estado Unidos queda claro su origen.


A pesar que el traje de cielos abiertos que elaboran para Arajet aun esta línea aérea foránea no explica a quién pertenece el 5% que faltan del 100% de sus accionistas, al parecer se perdieron en el Palacio Nacional.

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