DESDE MI CABINA DE MANDO

Contra el viento y las turbulencias: así vive Por Aire, Mar y Tierra

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Pedro Domínguez

En un sector donde el silencio suele volar en primera clase y las preguntas incómodas rara vez reciben pista de aterrizaje, Por Aire, Mar y Tierra ha sido, desde sus inicios, una anomalía necesaria. Hoy, convertido en la empresa Firma Aeronáutica, este proyecto de resistencia, creación y compromiso con la verdad del transporte aéreo, marítimo y terrestre nacional —muy especialmente en la aviación dominicana— toma un nuevo impulso. Ya no es solo una voz: es una estructura. Y ya no solo incomoda: también construye.


En sus versiones de radio, televisión y a través del diario digital ElAviador.do, estos medios han levantado vuelo con una sola brújula: la independencia. Y ese rumbo, en un ambiente marcado por pactos de silencio, intereses cruzados y egos inflados a presión, no ha sido fácil de mantener. Muchos han preferido ver a Por Aire, Mar y Tierra como una amenaza, cuando en realidad es un espejo. ¿Qué molesta más: el mensaje o el reflejo?


Este proyecto ha demostrado que se puede hablar de aviación con rigor, sin servilismo. Que se puede criticar sin destruir, pero también sin callar. Que se puede defender una industria sin ser cómplice de sus peores hábitos. Y, sobre todo, que se puede crear desde la periferia, lejos de los centros de poder, pero con más legitimidad que muchos de sus portavoces.


La creación formal de la Firma Aeronáutica no es solo un acto administrativo: es un acto de fe. Una apuesta por la permanencia, la profesionalización y el derecho de cada actor del transporte nacional —desde el piloto hasta el conductor de patana, desde el técnico marítimo hasta el controlador aéreo— a tener un medio que lo represente sin filtros ni censura.


Por Aire, Mar y Tierra Radio y TV, y el diario digital ElAviador.do, no han sido una moda ni un accidente. Han sido, desde el primer despegue, una declaración de principios. Por eso siguen vivos, con muchas limitaciones económicas, pero independientes. Porque aún hay muchas verdades que contar, muchos silencios que romper y muchos cielos por conquistar.


En tiempos de turbulencia, lo más valiente es seguir volando con velocidad de maniobra.

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