Por José Ricardo Taveras
La explicación ofrecida por la @PoliciaRD sobre el apresamiento del comunicador Edward Ramírez, del @elnuevodiariord, es macondiana y perversa. Las insinuaciones con las que intentan justificar su error son, además de impresentables y rastreras, potencialmente perseguibles tanto penal como civilmente por el daño que pretenden causar al honor de un joven profesional. Incluso si fueran ciertas, esas insinuaciones debieron ser manejadas con prudencia y discreción.
Me explico: la @PoliciaRD no tiene facultad para detener o apresar a ningún ciudadano que esté ejerciendo su derecho al libre tránsito, a menos que exista un motivo legítimo, como la flagrancia de un delito. En este caso, cabe preguntarse: ¿desde cuándo salir, supuestamente alterado y sudoroso, de noche, de una zona boscosa junto a otras dos personas, constituye un indicio de flagrancia delictiva?
Además, vale aclarar que esa “zona boscosa” a la que se refieren es el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, un espacio urbano arborizado que está muy lejos de ser un verdadero bosque.
Incluso si la detención se hubiera realizado para realizar una investigación preliminar, ¿cuántos días duraron detenidos por esa “afrenta” que, según ellos, puso en riesgo la seguridad nacional? La explicación resulta vergonzosa, sobre todo si se toma en cuenta que en este país existen miles de puntos de droga operando a plena luz del día, sin que sus operadores salgan sudorosos ni asustados de sus madrigueras.
Por amor de Dios: para dar explicaciones de ese tipo, mejor opten por el silencio estratégico. O, al menos, limítense a repetir el ya trillado “estamos investigando”, aunque sepamos que, como siempre, no harán absolutamente nada—ni en su Departamento de Asuntos Internos, ni en ninguna otra instancia.
Si van a seguir actuando mal, al menos háganse aliados del silencio.
Según publicó en su cuenta X
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