Por Ramón Colombo
¡Ay, qué rico debe ser dormir en una blanca nube, de las que flotan del Atlántico al Pacífico y nunca se devuelven!¡Ay, qué sensación de paz ha de dar dormir en el regazo de una de las once mil vírgenes!¡Uy, qué felicidad ha de ser vivir sin necesidad de rezar, si ya estás a donde querías llegar! ¡Oh, qué grande ha de ser la vida en la Gloria, a la que habré de llegar en cuanto cometa (y me perdonen, por supuesto) el último de los 362,521 pecados que me faltan! ¡Ay, qué sensacional ha de ser vivir eternamente sin elecciones, sin candidatos, porque hace tiempo Dios decretó que en el más allá solo puede hacerse campaña en el infierno!
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