El alto costo para la salud y el bolsillo de los "policías acostados"

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Policia Acostado

Lo que menos imaginamos que puede contribuir con la contaminación ambiental, es lo que más está a la vista de todo el mundo.  Tal es el caso de los  “reductores de velocidad” conocidos popularmente como “policías acostados”.


Un estudio realizado por el Centro de Investigaciones de la Atmosfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reveló que los “policías acostados” provocan que los vehículos emitan 10 veces más emisiones contaminantes de dióxido de carbono al año.


La razón por la que esto ocurre es debido a que una vez el conductor cruza el “policía acostado”, tiene que acelerar nuevamente, lo cual aumenta el consumo de combustible en el vehículo.


Se comparó el gasto de combustible de los autos en una avenida con y sin obstáculo vial. "En una hora circularon 930 autos. El consumo de combustible al transitar por donde habían “policías acostados” fue de 132 galones y se emitieron 9 mil 314 gramos de dióxido de carbono, mil 850 gramos de óxido de nitrógeno.


Pero sin obstáculos el combustible utilizado pasó de 132 galones a 6 galones y se emitieron 218 gramos de dióxido de carbono y 42 de óxido de nitrógeno.


Este descubrimiento científico contribuye a disminuir la contaminación ambiental generada por el flujo de vehículos, si las autoridades municipales determinan dónde se necesita realmente un reductor de la velocidad vehicular.


En nuestro país muchos conductores han mostrado su negativa a la instalación de estos reguladores de velocidad, no porque estén al tanto de la contaminación ambiental, sino porque son construidos muy cerca de otro. Dicen que no se trata de simples policías acostados, sino de coroneles y generales por la magnitud del tamaño como fueron construidos.  


Esto se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades municipales debido a que por falta de agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte que pongan el orden en los sectores del municipio, las Juntas de Vecinos construyen por la alta velocidad de los autos.


Una fuente indica que de cien policías acostados, apenas hay dos que cuentan con el permiso del Ayuntamiento de Santiago.


Mientras no se aplique la Ley 241-67, la práctica de construir reductores de velocidad ilegales continuará.


Una fuente dijo a El Aviador que Santiago tiene aproximadamente 90 agentes de la AMET. De esos hay 30 oficiales que trabajan en las oficinas administrativas, lo que indica que solo hay 60 divididos en dos turnos con una cantidad de 15 AMET poniendo multas en la Avenida Las Carreras, descuidando el servicio en las diferentes comunidades del municipio.


Ante esta situación, las autoridades municipales que se han hecho de la vista gorda, no tendrían de otra que permitir que la gente en sus comunidades coloque policías acostados ilegales para protegerse de los choferes desaprensivos que conducen a alta velocidad en el centro de la ciudad.


Aunque el propósito de los “policías acostados” es obligar a los conductores a disminuir la velocidad, el mejor método es hacer cumplir la ley 241 y seguir las  normas elementales de la convivencia social en la que cada conductor ceda el paso a su semejante.


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