Por Lincoln López
El destacado teatrista francomacorisano Radhamés Polanco, puso en circulación recientemente en esta ciudad de Santiago, su último libro titulado: ¨Mitotes del Extraviado, del Desasitiado y de la Prieta Clara¨. ¨Novela entre una Trilogía casi dramática¨, con notas analíticas en la contraportada de los escritores Noé Zayas y José Enrique García.
Testimonio por este medio mi sincero agradecimiento, al amigo y dramaturgo, al seleccionarme para realizar la presentación del texto dramático, en un acto público; además, debo presentar disculpas, porno reproducir in-extenso en esta Cultura viva todo el contenido expresado aquella noche de noviembre, por razones de espacio, prevaleciendo en cambio, particularidades sobre el autor.
Lo primero fue reconocer a Radhamés Polanco, como un hijo auténtico del teatro popular dominicano, desde sus inicios en los albores de los años 70 con todo el contexto político imperante entonces; perteneciendo a grupos teatrales, denunciando los problemas sociales e inspirado en los principios de Konstantin Stanislavski, director del ¨Teatro de Arte¨ de Moscú.
Por esa razón allá en San Francisco de Macorís, con sus propios y escasos recursos económicos inauguró su ¨Teatro del Arte¨. ¡Todo una proeza! para un joven ¨henchido de sueños¨. Buscando nuevos horizontes, marchó hacia la capital. Allá fue alumno de Lucelenne Plata Ventura, de Roberto Santos Hernández, de Leopoldo Disla...
De vital importancia para su formación, fueron sus años en Europa, donde bebió directamente de esa fuente llena de sabiduría. De Miguel Rubio, Teresa Ralli, de Jerzy Grotowski y su Teatro Pobre, Darío Fo, Premio Nobel de Literatura…Además, estudió Historia del Arte, Filosofía, Folclore, Ciencias del espectáculo, Antropología, Arte Dramático…
Hoy día el país teatral dominicano posee a un actor, director, dramaturgo, investigador, conferencista, maestro. Un teatrista por los cuatro costados. Siempre creativo. Quiero expresar algo muy significativo sobre su persona, ya que he sido testigo dada mi relación de amistad con él por más de 40 años, y es que Radhamés es un hombre sin miedos. Por tanto, lo que dice, lo defiende.
Son tres obras teatrales en esta misma edición. La primera, titulada El Capitán Bockalou, se trata de un desertor del ejército norteamericano de 1916, prefiriendo el espacio impio y amplio de Samaná para desarrollar la historia dramática. La segunda, Blanquita, ¨una negra que descubre que la islam tiene otras partes a las que ella no puede entrar…su grandeza cuelga de los cristales sociales¨ (Noé Zayas).
El Degaritao ¨puja su andar por suelo dominicano. Hombre que nació y se hizo adulto en las voces que oyeron de su existencia y clavateado quedó como estampa en la memoria colectiva¨ (José Enrique García).
Al leer cada línea el lector apreciará un enfoque poco tradicional en comparación con otros textos teatrales, pero a la vez con su propuesta ¨híbrida¨ escénica, denuncia y transparenta aspectos de la cultura nacional.
Reciba pues, el distinguido teatrista Radhamés Polanco, mis sinceras congratulaciones. ¡Enhorabuena!
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